viernes, 28 de enero de 2011

CLASES DOS TRES Y CUATRO CORINTIOS

1 CORINTIOS 1:17-25


I. LA CRUZ DE CRISTO (1 Cor 1:17-25)

La existencia de la Iglesia en Corinto se basaba en la predicación del evangelio (v.17a), y el evangelio se basa en la cruz de Cristo (v.17b).  PERO, es posible, por medio del orgullo, hacer “vana la cruz de Cristo” (v.17b).  Esto estaba pasando en Corinto.  Las divisiones entre los hermanos estaban socavando la misma base de la Iglesia.  ¿Por qué?
1. El Problema – La Sabiduría Humana (v.19-21a)

La raíz de todo pecado, es el orgullo.   Empezó con Satanás (Ezeq 28:2, 17), y continuó con Eva (Gén 3:6).  Desde entonces, el orgullo humano ha sido un gran impedimento para la salvación del hombre (Ezeq 28:3-9; Rom 1:21-23; 1 Cor 1:21).

¿Qué hace Dios al respecto?  Simplemente desecha la sabiduría de los hombres (v.19-20).   Notemos los tres verbos que Pablo usa, para describir la actitud de Dios frente al orgullo y la sabiduría humana:
i.                  La Destruye (v.19a) – ‘apollumi’ (‘destruir totalmente’).
ii.               La Desecha (v.19b) – ‘atheteo’ (‘colocar a un lado’, ‘rechazar’).
iii.            La Enloquece (v.20) – ‘moraino’ (‘hacer loco’).
2. La Solución – La Predicación de la Cruz (v.21b-23)
NOTA: “la locura de la predicación” (v.21b) significa ‘la locura del mensaje que predicamos’. 
 Es decir, apunta al contenido de la predicación, y no tanto a la predicación en sí.

Lo importante no es simplemente el hecho de predicar, sino el contenido de lo que predicamos.


3. La Clave – El Poder de Dios (v.18, 24-25)

¿Por qué Pablo escogió un método tan radical y ofensivo para la gente de su tiempo?   Lo explica en 1 Cor 2:1-5.  Pablo amaba a los inconversos; los amaba tanto, que le importaba más lo que pasaba en ellos, que su propia reputación.  Por ende, procuró una forma de trabajar, como evangelista, que iba a asegurar la verdadera conversión de sus oyentes.  Él no quería ganar ‘convencidos’, sino ‘convertidos’; y había una sola forma de lograr eso – por medio de la manifestación del poder de Dios.  Por ende, Pablo procuró siempre obrar en tal manera que el poder de Dios se manifestaría.  Esto implicaba centrarse en “la palabra de la cruz” (v.18), y predicar “a Cristo crucificado” (v.23).  Es a través de este mensaje que el poder de Dios se manifiesta (v.24-25; 1 Cor 2:2, 5); no por estrategias humanas.
1 CORINTIOS 1:26-31


Introducción

Habiendo demostrado que la cruz de Cristo, y la predicación de ella, atenta contra todo orgullo y vanagloria humana, el apóstol Pablo pasa ahora a considerar la doctrina de la elección.  Su propósito es mostrar como la elección de Dios a la salvación, debe llevarnos a la humildad, y debe promover la unidad en la iglesia.


II. LA DOCTRINA DE LA ELECCIÓN

La relación con el punto anterior es lo que Pablo afirma en el v.25, “…lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”.  Las palabras subrayadas le llevaron a Pablo a pensar en la composición de la iglesia en Corinto, y esto a la vez le llevó a considerar la doctrina de la elección, y las lecciones que hay que aprender de ella. 


1. La Composición de la Iglesia (v.26)

Lo primero que Pablo hace, en esta segunda sección de su argumento, es reflexionar sobre quiénes conformaban la iglesia en Corinto.  La raíz de las divisiones era el orgullo y la vanagloria de los creyentes; pero, ¿realmente tenían razón de sentirse orgullosos y especiales?  Pablo piensa que no, y lo afirma notando la composición de la iglesia. 
Pablo menciona TRES categorías de personas:

i.                  Los “sabios” (‘sofos’). Esta palabra apunta a los intelectuales de la sociedad; a los pensadores; a los filósofos.  Dichas personas se gloriaban en la sabiduría de este mundo; pero Pablo advierte del peligro de esta ‘sabiduría’ (1 Cor 1:20-21; 3:19).

ii.               Los “poderosos” (‘dunatos’).  La palabra señala a los ‘fuertes’ de la sociedad – ‘fuertes’ por su poder político o económico.  Dichas personas se gloriaban en su poder; en su habilidad de lograr lo que se proponían hacer.

iii.            Los “nobles” (‘eugenes’). Este tercer término significa, literalmente, ‘los bien nacidos’; es decir, la clase alta de la sociedad.  Dichas personas se gloriaban en su buen apellido; en su ‘sangre’; en sus antepasados.


La sociedad secular, en Corinto, valoraba dichas personas.   Y evidentemente, dichas personas serían tremendamente altivas.  Pero en la iglesia, ¿cuánta gente había de estas categorías?  Pablo dice, “muy pocas”.  Es decir, la gran mayoría de los integrantes de la iglesia eran personas sencillas, humildes, de poca importancia en la sociedad.  “Bien”, dice Pablo; “si es así, ¿por qué se pelean entre ustedes, como si unos fuesen mejores que otros?  ¿No se dan cuenta que todos ustedes son de poca importancia ante los ojos de este mundo?”
2. La Elección de Dios (v.27-29)

Habiendo recalcado la realidad de quiénes integraban la congregación en Corinto, Pablo ahora hace la pregunta: “¿Cuál es la explicación de esto?”  A manera de respuesta Pablo menciona la doctrina de la elección (comparar Mateo 11:25).

Hay dos palabras que debemos notar aquí:

i.                  vocación” (v.26).  La palabra en griego es ‘klesis’, y proviene del verbo, ‘kaleo’, que significa ‘llamar’.  Por ende, sería mejor traducir esta palabra, ‘llamamiento’ (como lo hace la RV en Rom 11:29; 1 Cor 7:20; 2 Tim 1:9).

ii.               escogió” (v.27-28).  El término en el idioma original es ‘eklegomai’, que significa ‘llamar afuera’; por ende, se traduce ‘escoger’ o ‘elegir’.  Se usa de la elección de los Doce Apóstoles (Lucas 6:13; Juan 15:16).  Llegó a ser un sinónimo de ‘creyente’ (Marcos 13:20). 

Aunque nos cuesta entender algunos aspectos de esta doctrina bíblica, las Escrituras señalan una y otra vez que nuestra salvación se basa en la elección de Dios (ver Efe 1:4; Sant 2:5).
3. La Gloria del Creyente (v.30-31)

Aunque seamos personas tan sencillas en la iglesia, somos salvos porque estamos ‘en Cristo’.  Esa es la base de nuestra salvación. Él es nuestra “sabiduría, justificación, santificación y redención” (v.30b).  Estamos completos en Él (Col 2:10). 

Pero, ¿cómo llegamos a estar ‘en Cristo’?  La respuesta de Pablo es, “por Él” (v.30a); por Dios el Padre.  Literalmente, ‘fuera de Él’; es decir, ‘salió de Él’ esta realidad.


Pablo termina recalcando que todo esto – la doctrina de la elección, y nuestra salvación ‘en Cristo’, tiene una sola meta: “El que se gloría, gloríese en el Señor” (v.31).  Los creyentes en Corinto se estaban gloriando en sí mismos (sus dones, etc), y se estaban gloriando en sus héroes espirituales (Pablo, Apolos, Pedro); y este gloriarse carnal estaba produciendo divisiones en la iglesia.  “Todo esto es un gran error”, dice Pablo, “porque la manera en la cual Dios nos salva es justo para que solo nos gloriemos en Cristo.  Y esto, tiende a unir la iglesia”.

1 CORINTIOS 2: 1-5
III. LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO
Este pasaje es de gran interés para nosotros porque nos permite ver algo de la actitud de Pablo como misionero y evangelista.      Aquí Pablo nos da un testimonio muy personal de qué fue lo que él intentó hacer en Corinto, cuando llegó a esa ciudad durante su segundo viaje misionero.      

En 1 Cor 2:1-5, Pablo no sólo nos ofrece su testimonio, sino que nos enseña la manera en que un verdadero siervo de Dios debe servir al Señor, especialmente en la predicación del evangelio.      En escribir estos versos, Pablo está queriendo ayudar (implícitamente) a los creyentes en Corinto a evaluar bien el ministerio de todo predicador.  ¿Cuáles deben ser las características de todo siervo de Dios?


a. El Siervo de Dios no Busca Impresionar a los Oyentes (1 Cor 2:1)
b. El Siervo de Dios Habla Mucho de Cristo (1 Cor 2:2)
c. El Siervo de Dios es Consciente de Sus Debilidades (1 Cor 2:3)
d. El Siervo de Dios Busca Manifestar el Poder de Dios (1 Cor 2:4)
e. El Siervo de Dios Busca que las Personas Pongan su Fe en Dios (1 Cor 2:5)
1 CORINTIOS 2:6-13


Introducción

Para Pablo, la predicación cristiana tiene dos elementos fundamentales:

i.                 El mensaje – “Jesucristo…crucificado” (1 Cor 2:2).
ii.             El poder – “con demostración del Espíritu y de poder” (1 Cor 2:4).

Pablo quería que la fe de los creyentes estuviera basada, no en sus habilidades como apóstol y predicador, sino “en el poder de Dios” (1 Cor 2:5).  ¿Por qué?  Porque la salvación consiste en una obra sobrenatural, por parte de Dios.   En esta obra, la revelación espiritual es de vital importancia.  Este es el siguiente tema que Pablo trata en esta carta:


IV. LA REVELACION DE DIOS

En 1 Cor 1:26-29, Pablo habló de la elección de Dios; en 1 Cor 2:1-5, Pablo habló de su ministerio de predicación.  Aunque Pablo indudablemente quería convencer a las personas a aceptar a Cristo (comparar 2 Cor 5:11, 20), entendía que ésta no era su primera responsabilidad.  Su responsabilidad era predicar el verdadero evangelio; Dios asumiría la responsabilidad de convencer a los oyentes (1 Cor 2:4-5).

Esto conlleva ciertas ideas que Pablo desarrolla en los siguientes versos:


1. La Sabiduría de Dios (v.6-7)

Aunque Pablo afirmó que su propósito, como predicador, no era hablar “con palabras persuasivas de humana sabiduría” (v.4), esto no era porque el evangelio carecía de sabiduría.  El mensaje de Cristo crucificado es “sabiduría de Dios” (1 Cor 1:24).  En 1 Cor 2:6-7, Pablo resalta varios aspectos de la sabiduría de Dios, que él quería hacer recordar a los creyentes en Corinto.


a. No es una Sabiduría “de este siglo” (v.6b)

El ‘mundo’ tiene su propia sabiduría – basada en los criterios y valores que rigen entre los incrédulos (especialmente entre “los príncipes de este siglo”).  La sabiduría de sociedad griega del primer siglo era el neoplatonismo; la sabiduría de la sociedad occidental del siglo 21 son el materialismo y el hedonismo.

El evangelio siempre choca con los valores de la sabiduría de este ‘mundo’; porque al fin y al cabo es una sabiduría ‘terrenal’ y satánica (ver Sant 3:15).  La sabiduría del evangelio se basa en los criterios y valores que rigen en el reino de Dios (ver Sant 3:17).
b. Es una “sabiduría oculta” (v.7)

La sabiduría del evangelio no es “de este siglo”, porque es una “sabiduría oculta[1]”.  Esta ‘sabiduría’ tiene que ver con la Persona y Obra de Cristo (comparar 1 Cor 1:24, 30).  Dios la había revelado en el AT, pero no en forma muy clara.  Al estudiar el AT (sin la ayuda del Espíritu Santo), los judíos llegaron a tener cierta expectativa acerca del Mesías.  Cuando Cristo apareció, en la persona de Jesús de Nazaret, los líderes judíos no lo reconocieron como tal; por ende, lo crucificaron (v.8).

¿Por qué Dios no reveló más claramente en el AT, cómo iba a ser el Mesías, y cuál iba a ser Su ministerio?  El Señor responde a esta pregunta en Mateo 11:25 – era para que el conocimiento del evangelio dependa de la revelación personal de Dios, al individuo, y no simplemente de la habilidad de la persona de estudiar y entender. 

Pablo complementa lo que dice el Señor, afirmando en manera sorprendente, que esta ‘sabiduría’ (del evangelio) es algo que “Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria” (v.7b).  Aquí tenemos uno de los grandes privilegios de ser cristiano (comparar 1 Ped 1:10-12).

La verdadera naturaleza de la Persona y Obra de Cristo recién se dio a conocer por medio del evangelio, interpretado ahora por los apóstoles (ver Efe 3:3-11).


[1] La palabra en griego (‘apokrupto’) significa, ‘ escondido’; la preposición da mayor énfasis a la palabra (‘muy escondido’).
c. Es una Sabiduría para “los que han alcanzado la madurez” (v.6a)

Si el evangelio choca con la forma de pensar del mundo, ¿quiénes aceptarán el evangelio?   Pablo responde – solo una clase de personas: “los que han alcanzado madurez”.  La palabra que Pablo usa (‘teleios’) señala una persona ‘completa’; tiene todo lo que necesita para poder cumplir el propósito de su vida.

Esta palabra describe a todo verdadero creyente, a quien el Espíritu Santo ha dado todo lo que necesita para entender  
2. La Ignorancia del Hombre (v.8-9)

¿Por qué hay tan pocos creyentes en el mundo?

En 1 Cor 1:21, Pablo declaró que “el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría”.  Aquí el apóstol está hablando de la ‘sabiduría’ mundana, promovida por Satanás, quien ha cegado a los hombres (2 Cor 4:3-4).  Al seguir las corrientes filosóficas, promovidas por Satanás, el ser humano se halla ‘muerto’ espiritualmente (ver Efe 2:1-3). 

Esta es la condición de los líderes de nuestra sociedad – “los príncipes de este siglo” (v.8).  Por ende:


i.                 Ellos ignoran la sabiduría de Dios (v.8a).
ii.             Ellos crucificaron a Cristo (v.8b), y lo siguen ‘crucificando’.


NOTEN: Tremendo contraste – crucificaronal Señor de la gloria” (v.8b)

¡Qué profunda ignorancia hay en los seres humanos!  Aun en los judíos, que tenían la
 revelación de Dios.

Para confirmar esta ignorancia, en v.9, Pablo cita Is 64:4.


¿Cuál es la solución para esta ignorancia?  Pablo contesta en v.10-13:


3. La Revelación de la Sabiduría de Dios (v.10-13)

el evangelio, creerlo, y vivir la vida cristiana.
La única solución para la ignorancia del ser humano, en su condición de pecador, es una revelación sobrenatural de la sabiduría de Dios.  ¿Cómo se da esto?


a.   El Autor Intelectual de esta revelación – “Dios” el Padre (v.10a).  Comparar 2 Cor 4:6.

b.  Los Recipientes de esta revelación – “nos las reveló a nosotros” (v.10b).  Es decir, a los escogidos de Dios, a los que “habían de ser salvos” (Hch 2:47).

c.   El Agente de esta revelación – “por el Espíritu” (v.10c).  Dios obra por el Espíritu Santo, “para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (v.12b).


“Como resultado”, dice Pablo, “hablamos por medio del Espíritu Santo, enseñando a otros, lo que hemos recibido de gracia” (v.13).  Al hablar, no usaba “palabras enseñadas por sabiduría humana” (v.13; comparar v.1, 4-5), porque sabe que estas palabras no tienen valor alguno para contrarrestar la ignorancia del ser humano.  Lo que se requiere son ‘palabras enseñadas por el Espíritu’, y esta palabra se centra en la Persona de Cristo crucificado (v.2).
1 CORINTIOS 2:14 – 3:4


Introducción

Pablo continúa tratando el asunto de las divisiones en la iglesia.  Su propósito es hacer que los hermanos reflexionen más seriamente sobre su condición humana, para que haya más humildad entre ellos, y por ende, zanjen las divisiones (que eran producto del orgullo latente en sus corazones).

Habiendo demostrado la necesidad que todo ser humano tiene de recibir una revelación espiritual para entender las cosas de Dios (1 Cor 2:6-13), Pablo ahora pasa a analizar la condición humana.


V. LA CONDICIÓN HUMANA

Una de las cosas que todo predicador del evangelio tiene que hacer es analizar la condición del hombre, a quien pretende predicar el mensaje de salvación.  Pablo, como apóstol y misionero había reflexionado profundamente sobre este tema, y nos presenta un análisis de la condición espiritual en la cual se encuentra todo ser humano.  Pablo afirma que la raza humana se divide en dos categorías fundamentales: creyentes e incrédulos.  Pero los creyentes se subdividen en dos categorías – ‘espirituales’ y ‘carnales’.   Veamos estas tres categorías.


a. El  "hombre natural" (1 Cor 2:14)
ii. para él son locura 
En los versos anteriores, Pablo ha hablado en forma bastante negativa de la sabiduría humana (1 Cor 1:17-23 y 2:1, 4, 5).   El problema fundamental con la sabiduría humana, es que no acepta la sabiduría de Dios; prueba de eso es la crucifixión de Cristo.        Cristo es la “sabiduría de Dios” (como Pablo explicó en 1 Cor 1:24); sin embargo, los sabios de este mundo (es decir, los líderes judíos y romanos) no reconocieron la sabiduría de Dios en Cristo, y por eso lo crucificaron (1 Cor 2:8).


En 1 Cor 2:14, Pablo explica la razón por la cual los hombres no aceptan la sabiduría de Dios.      Al querer explicar esto Pablo usa una expresión interesante: “el hombre natural”.       ¿Qué dice Pablo acerca de esta primera categoría humana?


[1] La Identidad del “hombre natural

La expresión que Pablo usa es ‘psujikos anthropos’.      La palabra ‘psujikos’ está relacionada con el término ‘psuje’, que significa “alma”.       La palabra en griego a veces se usa para describir a los animales, porque ellos no tienen el Espíritu de Dios (ver Apo 8:9).      Otros comentaristas observan que Pablo quizá esté usando el término como sinónimo de la palabra ‘nefesh’, en hebreo, que significa “la humanidad en su existencia natural y física” (G. Fee).

De todos modos, lo que Pablo está diciendo es que hay una categoría de personas que no tienen el Espíritu de Dios, y que por ende viven sus vidas simplemente a un nivel material.
[2] La Condición del “hombre natural

En el v.14 Pablo dice TRES cosas acerca de la condición del “hombre natural”; estas cosas explican por qué los hombres, supuestamente sabios, de este mundo rechazaron la sabiduría de Dios (es decir, rechazaron a Cristo y a Su evangelio):


       i. no percibe las cosas que son de Dios
     iii. no las puede entender
     

b. El Hombre “espiritual (1 Cor 2:15-16)

Habiendo notado la realidad acerca del “hombre natural”, debemos pasar a considerar qué es lo que el Espíritu Santo hace para que el “hombre natural” pueda responder al evangelio.     Pablo lo explica en 1 Cor 2:10-13, y menciona que esta obra del Espíritu Santo produce un hombre “espiritual” (1 Cor 2:15-16).


[1] La Identidad del Hombre “espiritual

La palabra en griego es ‘pneumatikos’.  Se deriva de la palabra, ‘pneuma’, que significa Espíritu (Santo).  El ‘hombre espiritual’ es aquella persona en quien el Espíritu Santo ha obrado, concediéndole un nuevo nacimiento (Juan 3:3-8), por medio del cual viene a tener una nueva naturaleza (2 Pedro 1:4). Habiendo estado ‘muerto en sus pecados’, ahora tiene vida espiritual, y entendimiento espiritual.


[2] La Condición del Hombre “espiritual

Cuando el Espíritu Santo comienza a obrar en el ‘hombre natural’, una de las primeras cosas que hace es ayudarle a entender las cosas espirituales.  Esto se llama la obra de iluminación (2 Cor 3:14-17).  
c. El Hombre “carnal (1 Cor 3:1-4)

Habiendo descrito las dos categorías fundamentales en las cuales se encuentra todo ser humano (1 Cor 2:14-15), Pablo ahora pasa a hablar de los creyentes en Corinto.  Al hacerlo, presenta una tercera categoría – el hombre “carnal” (que, en realidad, es un subgrupo del ‘hombre espiritual’).


[1] La Identidad del Hombre “carnal

Lo primero que debemos notar es que esta categoría de persona es en realidad un creyente – Pablo los trata como “hermanos” (v.1a), como “niños en Cristo” (v.1b).  Claramente está hablando del grueso de personas que conformaban la congregación en Corinto, y a quienes Pablo ha descrito como “santificados en Cristo Jesús” (1 Cor 1:2).  Sin lugar a duda eran creyentes – no eran ‘hombres naturales’; tenían al Espíritu Santo morando en ellos.

Sin embargo, Pablo los llama “carnales” (v.1, 3, 4).  La palabra en griego es ‘sarkikos’, que viene de la palabra, ‘sarx’, que significa ‘carne’.


[2] La Condición del Hombre “carnal

Aunque estas personas eran verdaderos creyentes, su forma de vida dejaba mucho que desear.  Pablo afirma TRES cosas acerca de estas personas:


i.                 Viven bajo el dominio de la ‘carne’

Si el hombre “natural” (‘psujikos’), vive bajo el dominio de su ‘alma’ (‘psuje’), y el hombre “espiritual” (‘pneumatikos’), vive bajo el dominio del Espíritu (‘pneuma’), el hombre “carnal” (‘sarkikos’), vive bajo el dominio de la ‘carne’ (‘sarx’).


ii.             Producen los frutos de la ‘carne’

Dado a que vive bajo el dominio de la ‘carne’, esta persona, siendo creyente, produce los frutos de la ‘carne’ (ver Gál 5:19-21).  Era por eso que había tantos problemas en la iglesia en Corinto – incesto (1 Cor 5), litigios entre hermanos (1 Cor 6:1-11), fornicación (1 Cor 6:12-20), asistencia a los templos paganos (1 Cor 8, 10), borrachera (1 Cor 11:21), etc. 

En particular, Pablo menciona “celos, contiendas y disensiones” (1 Cor 3:3).  En otras palabras, lo que estaba detrás de las divisiones en la iglesia era simplemente ‘carnalidad’.


     iii.          Manifiestan Inmadurez Espiritual

             Aunque Pablo reconoce que estas personas eran verdaderos creyentes, indica que
             eran simplemente “niños en Cristo” (1 Cor 3:1).  La palabra en griego es, ‘nepios’,
             que significa, ‘bebé’.  Este término se usa en Mateo 21:16, de bebés que aun estaban
                   mamando.  Siendo ‘bebés’ espirituales, no eran capaces de recibir “vianda”, sino
             solo “leche” espiritual (1 Cor 3:2).



 

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