jueves, 28 de abril de 2011

INTRODUCCION 2a. CORINTIOS>CUARTO PARCIAL


Análisis del Libro Segunda de Corintios
Autor: El apóstol Pablo.
Tema Principal: Este está algo escondido, pero es evidente que Pablo tenía prominentemente en el pensamiento la vindicación de su apostolado cuando estaba escribiendo esta carta.
Ambas cartas a los Corintios indican que había un elemento en esta iglesia que tendía a desacreditar su ministerio y su autoridad.
Contenido: Esta es una de las cartas más personales de Pablo. En ella hace hincapié principalmente en su propio ministerio. Abre su corazón y revela sus motivos, su pasión espiritual , y su amor entrañable por la iglesia.

En el tiempo que medió entre las dos epístolas dirigidas a los corintios, las relaciones del apóstol Pablo con aquella iglesia experimentaron algunos cambios importantes.
El riesgo de ruptura de la comunión, causa inmediata del envío de la primera carta , no se menciona ya en la segunda. Es posible que los consejos y las amonestaciones de Pablo tuvieran el efecto deseado, y que al fin quedara superada la amenaza de división.
Propósito
Fueron, pues, otros los problemas que dieron origen a 2 Corintios (=2 Co). De ellos se sabe que revistieron gravedad y que afectaron profundamente al apóstol, aunque de las circunstancias en que se produjeron y del curso de los acontecimientos solo han quedado unos pocos datos aislados.
Lo que consta es que Pablo había resuelto permanecer una larga temporada en Éfeso. Y que, en efecto, por espacio de tres años residió en esa ciudad (Hch 20.31), donde, a pesar de la oposición de muchos, se había «abierto una puerta grande y eficaz» al anuncio del evangelio (1 Co 16.9).
Es probable que desde Éfeso, poco después de haber escrito 1 Corintios, el apóstol viajara por segunda vez a Corinto, la capital de Acaya. Ahora, en 2 Corintios, manifiesta: «por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros» (12.14, cf.13.1).
Aquella segunda visita, intermedia entre las dos epístolas, consistió en un rápido viaje de ida y vuelta, que lo decepcionó y lo llenó de amargura (2.1–4). Personalmente, Pablo pudo comprobar que las cosas no iban bien en la iglesia de Corinto, donde incluso se había intentado desprestigiar su ministerio y poner en tela de juicio su autoridad apostólica y la de sus colaboradores.
La «carta con lágrimas»
Luego de su regreso a Éfeso, volvió a escribir a los corintios. Y lo hizo con el ánimo todavía dolorido, como más tarde él mismo habría de comentar: «Por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas» (2.4). Se trata de una carta apropiadamente llamada «con lágrimas», que algunos comentaristas han dado por perdida sin remedio, aunque otros creen descubrirla en la sección 10.1–13.1 de la Segunda epístola a los Corintios. Si este último fuera el caso, 2 Corintios sería el resultado de una muy antigua refundición de por lo menos dos textos paulinos.
La persona encargada de llevar a Corinto la «carta con lágrimas» fue Tito, «compañero y colaborador» de Pablo (8.23; 12.18). En esa ocasión, el apóstol decidió quedarse en Éfeso; decisión que pronto se vio frustrada por tener que abandonar la ciudad súbitamente (Hch 20.1) a causa del alboroto promovido por el platero Demetrio (Hch 19.23–41).
Cuando Tito volvió a encontrarse con Pablo, pudo comunicarle la buena noticia de que la situación en Corinto había mejorado. Los creyentes lamentaban lo sucedido y, al parecer, se sentían sinceramente arrepentidos (7.5–16).
Esta información, sin embargo, llegaba acompañada de otras menos gratas sobre la presencia de judaizantes (quizá procedentes de Jerusalén) que no cejaban en su empeño de destruir el prestigio de Pablo en Acaya y menoscabar su autoridad moral (11.22–31; 12.11–13.  A pesar de ello, en términos generales, la presencia de Tito había traído tranquilidad al corazón del apóstol (2.12–13; 7.6, 13–14; 8.6, 16).
Contenido y estructura
La carta comienza con una introducción (1.1–11) que da paso al cuerpo principal, dividido en tres secciones (1.12–7.16; 8.1–9.15; 10.1–13.10), y concluye con algunas palabras de despedida y una doxología (13.11–14).
En la primera sección (1.12–7.16), Pablo reflexiona sobre el estado de sus relaciones con la iglesia corintia, y expone las razones que tuvo para desistir de sus deseos de visitarla (1.12–2.17). Defiende apasionadamente su ministerio apostólico, que él llama «ministerio del Espíritu» (3.8) y «de la reconciliación» (5.18–20) por cuanto también Dios «nos reconcilió consigo mismo por Cristo» (5.11–6.10), y exhorta a los creyentes a vivir limpios «de toda contaminación de carne y de espíritu» (7.1; véase 6.11–7.16).
La segunda sección (8.1–9.15) consiste en un llamamiento a la solidaridad con los cristianos de Jerusalén, que estaban atravesando una difícil etapa de necesidades materiales (Ro 15.26). Es evidente, por lo demás, que el apóstol se fiaba poco en la generosidad de los corintios, quienes, entusiasmados al principio con la idea de auxiliar a los creyentes de Judea, luego, llegado el momento de recaudar la ofrenda, parecían mostrarse menos favorablemente dispuestos (8.1–15).
La tercera parte de la carta (10.1–13.10) sorprende por la vehemencia del tono empleado. El autor, volviendo sobre el tema del ministerio, defiende su derecho a ser considerado apóstol y a que se le respete en tal categoría. Se refiere a sus muchas tribulaciones, afirmando que en ellas se goza por amor a Cristo, pues, como dice, «cuando soy débil, entonces soy fuerte» (12.10). Y ante los que él llama «grandes apóstoles» (11.5; 12.11), manifiesta que los títulos de su propio apostolado son una vida consagrada por entero al servicio de Jesucristo.
Fecha y lugar de redacción
Los datos de que hoy por hoy se dispone no permiten precisar el momento ni el lugar de redacción de 2 Corintios. Solo a título de probabilidad, podría sugerirse que fue escrita entre los años 54 y 57 en alguna ciudad de Macedonia, quizás en Filipos.
Esquema del contenido:
Prólogo (1.1–11)
1. Pablo defiende su ministerio (1.12–7.16)
2. La ofrenda para los santos en Jerusalén (8.1–9.15)
3. Nueva defensa de Pablo (10.1–13.10)
Epílogo (13.11–14)

viernes, 8 de abril de 2011

PROBLEMAS DOCTRINALES. CAPITULO QUINCE

1 CORINTIOS 15



Introducción


Salomón el Sabio afirmó, “nada hay nuevo debajo del sol” (Ecle 1:9b).  Hoy en día, muchas personas rechazan completamente el concepto de la resurrección de Cristo.  ¡Hasta líderes de la Iglesia lo hacen!  Pero esto no es nada nuevo.  Hace casi 2,000 años, poco tiempo después del evento histórico de la resurrección del Señor, había personas en las iglesias que lo negaban también. 

En Corinto, el problema no era tanto que los creyentes estaban negando la resurrección del Señor, sino que estaban cuestionando el concepto de la resurrección de los muertos (1 Cor 15:12b).  Pero, como esto tenía implicancias muy serias para la doctrina de la resurrección de Cristo, Pablo dedica un capítulo entero para tratar este tema a fondo. 

Para seguir el pensamiento de Pablo, resumamos los temas principales del capítulo 15.

1.   El testimonio de la resurrección de Cristo (v.1-11).
2.   Las implicancias de negar la doctrina de la resurrección de los muertos (v.12-19).
3.   La afirmación de la resurrección de Cristo (v.20-28).
4.   La práctica del bautismo por los muertos (v.29-29).
5.   El ministerio apostólico (v.30-34).
6.   La explicación de la resurrección de los muertos (v.35-49).
7.   La transformación del cuerpo en el Día Final (v.50-57).
8.   Conclusión (v.58).


1. EL TESTIMONIO DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO (v.1-11)

En Corinto, lo que estaba en juego era nada menos que la doctrina de la resurrección de Cristo.  ¿Cómo defiende Pablo esta doctrina tan importante?   ¿Cómo hace apología? 

Usa el mensaje del evangelio (y las Escrituras),
       el testimonio ocular,
    y su propia experiencia.

a. El Testimonio del Evangelio y las Escrituras (v.1-4)

Pablo comienza el capítulo hablando del evangelio.  Luego va a indicar que el tema de la resurrección es fundamental en el evangelio.  Pero lo primer que quiere hacer es llevarles a pensar en este mensaje glorioso.

i.                  El evangelio fue predicado por Pablo (v.1a).
ii.              El evangelio fue recibido por los creyentes en Corinto (v.1b).
iii.           El evangelio es el mensaje que los mantiene firme (v.1c)[1].
iv.            El evangelio los salvará (v.2).
NOTA: Pablo da una advertencia del peligro de haber creído en vano (v.2b).  Esto se
evidenciaría, si es que alguno aceptara e insistiera en negar la resurrección de Cristo.


Ahora bien, ¿en qué consiste este evangelio tan importante?   ¿Cuáles son los elementos fundamentales del evangelio?   Pablo menciona TRES cosas:

(1)                     Que Cristo murió por nuestros pecados (v.3).
(2)                     Que Cristo fue sepultado (v.4a)
(3)                     Que Cristo resucitó de los muertos al tercer día (v.4b).

NOTA: Todo esto fue “conforme a las Escrituras” (v.3b, 4b).

También debemos notar el énfasis que Pablo pone sobre el hecho que el mensaje que él predicaba, era un mensaje que había recibido (v.3a).  Al decir esto, está dando a entender que la doctrina de la resurrección de Cristo (que es un elemento fundamental del evangelio) no fue algo que él había inventado.  ¡Todos los evangelistas cristianos predicaban en mismo mensaje!


b. El Testimonio Ocular (v.5-7)

El testimonio del evangelio, y de las Escrituras, es corroborado por los eventos históricos, de los cuales muchos fueron testigos:

-        Pedro (v.5a).  Ver Lucas 24:34.  Ningún evangelio relato este evento.

-        los Doce (v.5b). Ver Lucas 24:36-46.

-        500 creyentes (v.6).  No tenemos mayores detalles de esta manifestación del Señor.  Es probable que haya ocurrido en Galilea.

-        Jacobo (v.7a).  No tenemos mayores detalles de esta manifestación personal de Cristo, a Jacobo. No pudo haber sido el discípulo/apóstol de ese nombre, porque él fue asesinado antes que Pablo escribiera esta carta (ver Hch 12:2); y la implicancia de la lista que Pablo presenta aquí es que se trata de testigos oculares que aun estaba vivos.  Por ende, lo más probable es que este “Jacobo” sería el hermano de Cristo, conocido más como Santiago (el autor de la epístola que lleva su nombre); ver Gál 1:19. 

-        todos los apóstoles (v.7b).  No está claro a qué Pablo se refiere.  Algunos piensas que se trata de la manifestación de la cual leemos, en Juan 20:24-29, donde Tomás estaba presente (habiendo estado ausente en la primera manifestación del Señor a los Doce; Lucas 24:36-46 y Juan 20:19-23).  Otros opinan que fue una manifestación del Cristo resucitado a los 70 discípulos, que habían participado en la misión de Cristo (Lucas 10:1-12).  Un tercer grupo opina que se trata de la última manifestación del Cristo resucitado, que se dio en el día que volvió al Padre (Mat 28:16-17).  Dado a que en ese día recibieron la Gran Comisión (Mat 28:18-20), todos esos testigos podrían ser llamados ‘apóstoles’.


c. La Experiencia de Pablo (v. 8-10)

Pablo añade su propia experiencia, para confirmar la realidad y veracidad de la resurrección de Cristo.  ¡Él mismo lo vio (1 Cor 9:1)!   Esta manifestación de Cristo a Pablo fue interesante, porque evidentemente se trata de una manifestación que se dio luego de la conversión de Pablo; por ende, fue una manifestación de Cristo que ocurrió después que Cristo volviera al cielo. 
¿Cuándo se dio esta manifestación?  Podría haber sido en el camino a Damasco (ver Hch 9:17 y 22:14), o podría haber sido después, cuando el Señor se manifestó a Pablo, para enseñarle el evangelio (Gál 1:11-12, 17), y darle detalles de cosas como la institución de la Santa Cena (ver 1 Cor 11:23).

Lo que sí sabemos es que esta manifestación de Cristo produjo un tremendo cambio en la vida de Pablo (v.10), particularmente, impulsándolo a predicar el evangelio.


Conclusión (v.11)

Pablo termina esta primera sección  recalcando que el tema de la resurrección de Cristo es el tema central del testimonio (predicación) de todos los evangelistas cristianos, incluyendo a Pablo.  Este fue el mensaje que los corintios creyeron, inicialmente.  Así que la pregunta implícita de Pablo es, ‘¿Cómo pueden negar algo que todos afirmamos, y que ustedes mismos creyeron al inicio?


2. LAS IMPLICANCIAS DE NEGAR LA DOCTRINA DE LA RESURRECCIÓN (v.12-
                                                                                                                                                     19)

¿Por qué se negaba la posibilidad de la resurrección de los muertos?   Se debe a la filosofía griega, que afirmaba que el mundo material es la prisión del espíritu, que es parte del mundo real.  Por lo tanto, la muerte es la liberación del espíritu.  Según esa filosofía no tendría sentido alguno la resurrección del cuerpo.  ¿Para qué volver a la cárcel del cuerpo?

Hoy las personas niegan la doctrina de la resurrección por diferentes razones.  Muchos, por razones supuestamente científicas (‘esas cosas no ocurren’).

Frente a estas negaciones, Pabl hace una serie de deducciones lógica:

i.                  Si el testimonio cristiano es que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo puede un creyente negar la resurrección de los muertos?  Sería algo totalmente ilógico (v.12).  

ii.              Si no existe tal cosa como la resurrección de los muertos, entonces obviamente Cristo no pudo haber resucitado (v.13).  Lo repite en el v.16.

iii.           Si Cristo no resucitó, entonces la predicación y la fe cristiana son cosas vanas (v.14).

iv.            El creyente resulta siendo un testigo falso (v.15).

v.               Si Cristo no resucitó, entonces nuestros pecados no han sido perdonados (v.17).

vi.            Si esto es cierto, entonces los que ya han muerto, están perdidos, porque estaban confiando en la resurrección de Cristo (v.18).

Pablo llega a una conclusión final, si Cristo no ha resucitado, entonces los creyentes son los más dignos de conmiseración (v.19).


3. LA AFIRMACIÓN DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO (v.20-28)

Pablo ahora pasa a hacer una serie de afirmaciones acerca de la doctrina de la resurrección de Cristo.  Es esta resurrección que sustenta la posibilidad de la resurrección de los muertos.
Comienza haciendo una afirmación general, pero categórica: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos” (v.20a).  Al hacerlo, marcó un hito en la historia de la humanidad.  Él es la ‘primicia’ de los muertos (v.20b).   Antes de la resurrección de Cristo hubo varias resucitaciones.  Pero en cada caso anterior, la persona resucitada volvió a morir.  Cristo marcó esta gran diferencia: Él fue el primer en resucitar con cuerpo glorificado, para nunca más morir.


Pablo pasa a hacer una comparación entre Adán y Cristo:

-        Por Adán entró la muerte; por Cristo entró la resurrección (v.21).
-        En Adán todos mueren; en Cristo todos serán vivificados (v.22).

Habrá un orden: primero Cristo (como las primicias); luego los creyentes (cuando Cristo vuelva) – v.23.

Esta resurrección dará lugar al final de los tiempos, cuando Cristo haya suprimido toda oposición a Su reinado (v.24-25).  El último enemigo en ser suprimido será la muerte (v.26).   Cristo reina para sujetar a todo bajo Su autoridad – aun la muerte (v.27-28).


4. EL BAUTISMO DE LOS MUERTOS (v.29)

Este verso es muy extraño.  Ha habido muchos intentos de explicarlo.    Las mejores explicaciones son las siguientes:

i.                  Pablo está haciendo referencia al bautismo, como algo que simbolizaba la muerte de la persona, y anticipaba su resurrección (comparar Romanos 6).   Pero si no hay resurrección, para qué sirve el bautismo.

ii.              Pablo está aludiendo a una práctica de la iglesia, en la cual personas vivas se bautizaban, representando a un creyente que acababa de morir, y no pudo bautizarse antes de su muerte.  Pablo no aprueba de dicha práctica, pero pregunta, por qué lo hacían en Corinto, si realmente no existe la resurrección de los muertos.

iii.           Pablo hace referencia a una práctica más pagana, que cristiana, en la cual se bautizaba a personas en nombre de algún difunto, creyendo que dicho bautismo sería eficaz para el difunto.  Aunque los mormones practican esto (a la luz de este pasaje), nunca en la historia de la iglesia se ha hecho esto.


5. EL MINISTERIO APOSTÓLICO (v.30-34)

Pablo usa su propio testimonio (juntamente con los demás apóstoles y predicadores del evangelio), preguntando, en forma retórica, ‘¿por qué arriesgamos nuestras vidas, día tras día, si es que realmente no existe tal cosas como la resurrección de los muertos – que es el punto central del mensaje que predicamos?’ (v.30-31)

Más bien, si no hay resurrección, sería mejor seguir la filosofía de los epicúreos, que decían “comamos y bebamos, porque mañana moriremos” (v.32).

Habiendo citado este refrán de los epicúreos, Pablo advierte del peligro de asociarse con malos elementos (v.33).  Al parecer, este era el problema en Corinto.  Algunos creyentes estaban pasando demasiado tiempo con amigos filósofos paganos, y estaban siendo contagiados por sus ideas equivocadas.   El otro peligro era que algunos en la iglesia en Corinto no eran verdaderos creyentes (v.34).
6. LA EXPLICACIÓN DE LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS (v.35-49).

Pablo ahora comienza a tratar la doctrina de la resurrección de los muertos.  Una de las preguntas que hacían algunos creyentes en Corinto era, ‘¿Cómo será el cuerpo de una persona resucitada?’  Al parecer, hacían la pregunta en son de burla, dando a entender que era una idea ridícula.

Pablo contesta indicando la necedad del que hace la pregunta: “Necio”.  Al hablar así, es obvio que la persona no estaba haciendo la pregunta sanamente.  De haberla hecho así, Pablo respondería con mayor delicadeza.

Al responder a la pregunta (para el bien de los creyentes sinceros en Corinto), Pablo hace una serie de afirmaciones interesantes:


i.                  Una ley de la naturaleza, es que si la semilla no ‘muere’ primero, no puede haber una cosecha (v.36).  Lo mismo es cierto con el ser humano.

ii.              La semilla que siembras no es exactamente lo que vas a cosechar, aunque hay una relación estrecha entre las dos cosas (v.37).

iii.           Dios es capaz de dar cualquier tipo de cuerpo que Él quisiera (v.38).

iv.            Hay diferentes tipos de ‘carne’ – es decir, de cuerpos o formas de vida (v.39), tal como hay diferentes tipos de ‘cuerpos’ (v.40-41).  Es igual con el ser humano.  Hay un cuerpo ‘corruptible’, mortal; hay otro cuerpo, ‘incorruptible’, ‘inmortal’ (v.42-44).  Esta diferencia se nota entre el primer Adán y el “postrer Adán” (v.45).

v.               El orden es ‘terrenal’ luego ‘celestial’ (v.46-48).

vi.            Nuestros cuerpos actuales son semejantes al cuerpo de Adán; en la resurrección, nuestros cuerpos serán semejantes al del “postrer Adán” – Cristo (v.49).


7. LA TRANSFORMACIÓN DEL CUERPO EN EL DÍA FINAL (v.50-57).

Esta transformación es necesaria por las características del reino eterno de Cristo (v.50).

No todos los creyentes van a morir (esta es la excepción de lo que dijo en v.36); pero todos serán transformados, de todos modos (v.51). 

Pablo ahora procede a dar ciertos detalles acerca de esta transformación.  Se dará:

i.                  En forma instantánea – “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos” (v.52).
ii.              Al fin del mundo – “a la final trompeta” (v.52).
iii.           El resultado será igual para todos: los muertos serán resucitados, y los vivos serán transformados (v.52).
iv.            Esta transformación es necesaria para vivir eternamente (v.53-54a).
v.               Esta transformación marcará la victoria final, sobre la muerte (v.54b).

Pablo concluye haciendo dos afirmaciones importantes:

a.    La muerte tiene un “aguijón” – algo que hinca, y causa gran dolor (v.56a); ese “aguijón” es el pecado.  Es el “aguijón” del pecado que causa la muerte, y si no fuera por el “aguijón” del pecado, la muerte no sería una amenaza.
b.   El poder del pecado es la ley (v.56b).   Ver Romanos 7. 

Lo hermoso es que Dios nos da la victoria sobre todo – el aguijón el pecado, la ley, y hasta la muerte misma (v.57).


Conclusión (v.58).

Pablo concluye este capítulo, animando a los hermanos a dedicarse al ministerio.  No debían distraerse por esta clase de pregunta, que solo provocaba discusiones inútiles, y les quitaba el tiempo y el deseo de predicar el evangelio, y edificarse en la verdadera fe.



[1] Aunque la RV traduce, “en el cual también perseveráis”, el verbo en griego (‘jistemi’) significa, ‘pararse’.   Indica el asunto que les daba firmeza en su vida espiritual.  La BDLA traduce, “en el cual también estáis firmes”.

PROBLEMAS DE LITURGIA. CAPITULO ONCE

EL USO DEL VELO

EN EL CULTO CRISTIANO




TEXTO  1 Corintios 11:2-16


Introducción (v.2)

En esta sección, Pablo comienza a tratar puntos relacionados con el culto a Dios:

-        la forma apropiada de vestirse en el culto (1 Cor 11:2-16)
-        la manera de tomar la Santa Cena (1 Cor 11:17-34)
-        el uso de los dones espirituales (1 Cor 12-14)

Pablo primero los alaba, porque en su mayoría, los hermanos en Corinto estaban siguiendo la enseñanza que les había dejado (v.2).  Sin embargo, había un asunto polémico que tratar – la forma apropiada de vestirse en el culto.


1. EL PROBLEMA PASTORAL

El problema parecía no ser muy serio – era simplemente el asunto de cómo los varones y las mujeres deben vestirse en el culto.  Sin embargo, Pablo aprovecha el tema para orientar a la iglesia acerca de asuntos más importantes, como el reconocimiento de la autoridad impartida por Dios, y la necesidad de reconocer esa autoridad, y someterse a ella. 

El problema central era que algunas mujeres estaban rehusando usar el velo para cubrir sus cabezas, en el culto, como era la costumbre en Corinto.  Eso estaba provocando cierto malestar en la congregación.  ¿Cómo trata Pablo este asunto?


2. EL ASUNTO DE LA AUTORIDAD (v.3)

La palabra, “cabeza”, introduce el concepto de ‘autoridad’.  Según Pablo, el orden de autoridad es:

       DIOS  ----   cabeza de  ----  Cristo

       CRISTO ----  cabeza del ----  hombre

       HOMBRE   ----  cabeza de la  ----  mujer

NOTA: A la luz de Efe 5, habría que afirmar que Pablo está pensando en la relación:
              Marido – Mujer.




3. EL ASUNTO DE LA VESTIMENTA (v.4-10)


a. Los Varones (v.4, 7)

Pablo argumenta que los varones no deben cubrirse la cabeza al orar o ‘profetizar’.  Esto es interesante, porque estaba yendo contra la cultura:

-        Varones judíos oraban con la cabeza cubierta (a lo menos, a partir de la época de los apóstoles).
-        Varones romanos oraban, usando su toga para cubrir su cabeza.

NOTA: Al parecer, los griegos no lo hacían.

Pablo afirma que los varones no deben hacer esto.  ¿Por qué no?


i. Porque es la Imagen y Gloria de Dios (v.7)

Gén 1:26-27 dice que Dios creó al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza.  Pero Pablo aquí está haciendo una distinción entre el hombre y la mujer.  La única diferencia que se puede notar es que el varón representa la autoridad de Dios.

       “En cuanto al dominio con que el hombre fue investido sobre la tierra, Adán era el
representante de Dios.  Él es la gloria de Dios, porque en él se manifiesta especialmente
la majestad divina”   (Hodge, 193).

       “En su relación de autoridad hacia la creación y hacia su esposa, el varón representa el
dominio de Dios sobre la creación, y la jefatura de Cristo como cabeza de Su Iglesia” 
(Hurley, en Kistemaker, p. 406)

ii. Para No Afrontar Su Cabeza (v.4)

El verbo en griego es ‘kataisjunei’, que significa ‘avergonzar’ o ‘deshonrar’.

Lo que no está claro es si el pronombre, “su”, refiere a Cristo o a sí mismo.  Según el v.3, Cristo es la ‘cabeza’ del hombre.  Sin embargo, a la luz del v.10, parece que Pablo está hablando de la cabeza literal del varón.

Pero, ¿en qué sentido ‘avergüenza’ su cabeza si la cubre?  Parece que dado a que el varón “es la imagen y gloria de Dios”, debe dejar su cabeza descubierta, en señal de su propia autoridad. 

Una alternativa, es que deben dejar su cabeza descubierta por respeto a Cristo (por ejemplo, en la misma manera que hombres quitan sus sombreros o gorros en la presencia del rey).


b. Las Mujeres (v.5-6, 10)

Ellas, a diferencia de los varones, deberían usar algo sobre su cabeza.

Esta era la práctica normal de las damas griegas.  Las únicas que no usaban un velo eran:

- Las Prostitutas (quienes usaban su cabello suelto)
- Las Esclavas (quienes eran rapadas)

Por alguna razón, ciertas creyentes en la iglesia en Corinto querían estar en el culto con la cabeza descubierta.   Esto estaba causando escándalo, y también distrayendo la congregación.
Por ende, Pablo manda a estas mujeres cubrirse. 

Pablo da DOS razones específicas:


i. Señal de Autoridad (v.10)

No es fácil entender lo que Pablo dice en este verso.  Al parecer, está afirmando que la mujer debe usar un velo cuando ora o profetiza, porque esto le concede autoridad para hablar en el culto.  El detalle es que el uso del velo indicaría que ella está reconociendo que el varón es la cabeza.

Él es quien debe orar, de preferencia (ver 1 Tim 2:8-9).  La mujer puede orar, siempre en cuando tengo algo sobre su cabeza.

PERO, ¿qué tienen que ver los ángeles en todo esto?  Algunos afirman que la palabra, “ángeles”, aquí simplemente significa ‘mensajeros’ (humanos).  Pero esto es poco probable.  Es más falible que Pablo esté aludiendo a la presencia de los ángeles en el culto cristiano, como testigos e interesados en la adoración ofrecida a Dios.  Parece que Pablo estuviera indicando que ellos se incomodarían al ver a las mujeres faltando el respeto a Dios, o a los varones (sus esposos). 


ii. No Deben Deshonrar Su Cabeza (v.5)

En este caso, “su cabeza” podría referir al marido.  Sin embargo, a la luz de la referencia del corte de cabello (“si se hubiese rapado”), es más factible que Pablo estuviera pensando en la propia cabeza de la mujer.

Para Pablo, no cubrirse la cabeza sería equivalente a cortarse el cabello (cosa que solo se hacía a las esclavas).  El cabello largo era dado “en lugar del velo” (v.15).


4. IGUALDAD EN LA SALVACIÓN (v.11-12)

El peligro en todo este asunto es el de dar la impresión que la mujer es inferior al varón.  Pablo afirma categóricamente que este no es el caso.  Hay una igualdad fundamental en ambos, porque tanto el varón como la mujer proceden de Dios.

Entonces, ¿por qué insistir en el uso del velo?

i.                 Para mantener la distinción entre los sexos.
ii.             Para mantener el orden y decoro en el culto.


Conclusión

¿Debe la mujer usar un velo en el culto?

i.                 Parece ser un asunto de cultura (14).
ii.             De usarlo, solo necesitaría hacerlo cuando participa, orando o profetizando (v.13).

ABUSOS EN LA SANTA CENA


TEXTO  1 Corintios 11:17-34


Introducción

Quizá el elemento central del culto cristiano es la celebración de la Santa Cena, cuando recordamos la muerte del Señor Jesús.  Es el momento en el cual todas nuestras diferencias deben ser puestas a un lado, y debemos unirnos a los pies de la cruz para dar gracias por nuestra salvación.  Lamentablemente, las divisiones en la iglesia en Corinto se manifestaban aun en la Santa Cena, y Pablo escribe para corregir este grave problema en la vida congregacional.


1. El Problema Pastoral (v.17-22)

En la Iglesia Apostólica, se celebraba la Santa Cena cada domingo, como la parte final del culto.  Muchas veces se llamaba, ‘el partimiento del pan’ (Hch 2:42), porque consistía (al igual que la Cena Pascual, de los judíos) de una comida.  Este elemento del culto debía ser el punto culminante de la comunión entre los creyentes (ver Hch 2:42, “en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan…”); pero en Corinto, se había degenerado.  ¿En qué manera?


i.                    En primer lugar, había “divisiones…disensiones” (v.18-19, ‘sjismas’…‘airesis ).  En otras palabras, en el momento de tomar la Santa Cena, cuando debieran celebrar su unidad espiritual en Cristo (1 Cor 10:16-17), la iglesia en Corinto se dividía en grupos, reflejando las facciones de la iglesia.

ii.                  Estas divisiones daban lugar a un tremendo egoísmo (v.20-21).  Cada uno traía su ‘fiambre’.  Los pobres traían muy poco – quizá un bocado de pan, y un poco de vino; los ricos traían mucha comida.  En esta manera, la celebración de la Santa Cena se volvió sumamente egocéntrica (“cada uno se adelanta a tomar su propia cena”, v.21).

iii.                El colmo era que entre los que traían mucho para comer en la Santa Cena, algunos hasta se emborrachaban (v.21b). Había una falta total del Espíritu Santo, y un exceso fatal de vino (al revés de lo que Pablo ordena, en Efe 5:18).

iv.                Todo este comportamiento implicaba un menosprecio total de la Iglesia (v.22); es decir, del conjunto de hermanos que formaban el cuerpo de Cristo en Corinto.

v.                  El comportamiento de los ricos resultaba en que los hermanos pobres se sentían avergonzados de su condición de vida, y de su categoría social (v.22).

¡Trágico!
2. Resolviendo el Problema

¿Qué hace Pablo frente a esta situación?

  1. Les Exhorta (“no os alabo”, v.17, 22).

  1. Les Instruye (v.23-26) – acerca de cómo deben tomar la cena del Señor.  Pablo vuelve a la fuente original; les hace recordar lo que ya les había enseñado (v.23).  Resalta ciertos elementos importantes, para que reflexionen sobre su mal comportamiento:

i.                    El contexto de la Santa Cena – sufrimiento y sacrificio (“la noche que fue entregado”, v.23b).

ii.                  El énfasis – dar gracias (v.24ª, “habiendo dado gracias”).

iii.                Unidad en Cristo (v.24b, “que por vosotros es partido”).

iv.                Solemnidad – recordar a Cristo, el modelo a seguir (v.24b, 25b; “en memoria de mí”; ver también Heb 12:2).

v.                  Esperanza – la Segunda Venida (v.24).


  1. Les Advierte (v.27-34) – acerca del peligro de tomar “indignamente” (v.27, 29). Esta palabra significa, ‘sin merecer’, ‘no siendo dignos’.   ¿Qué quiere decir, ‘tomar la cena indignamente’?  Significa dos cosas:

i.                    Significa no “discernir el cuerpo de Cristo” (v.29).  Griego, ‘diakrino’; este vocablo tiene el sentido de ‘juzgar’; por ende, ‘considerar’, ‘evaluar’.  Los creyentes en Corinto se reunían para tomar la Cena del Señor, pero no estaban meditando bien en lo que era el ‘cuerpo de Cristo’, y menos estaban reflexionando sobre la incongruencia entre el ‘cuerpo de Cristo’, y su forma de comportarse, al celebrar la Cena del Señor.  Eso era ‘tomar indignamente’.

ii.                  Significa ‘no examinarse a sí mismos’ (v.31); es el mismo verbo en griego (‘diakrino’).  Estaban tomando la Cena del Señor sin ninguna reflexión acerca de su comportamiento.

¿Cuál fue el resultado de esto?  El juicio de Dios, en el cual muchos se enfermaban, se debilitaban, y hasta morían (v.29b-32).


Conclusión

Pablo termina con dos palabras de recomendación:

i.                    ‘Espérense’ (v.33); es decir, no se adelanten a comer.  Quizá también tiene la idea de compartan lo que tienen.

ii.                  ‘Si tienen hambre, coman en casa primero’ (v.34).